lunes, 13 de junio de 2016

DE RUNNERS, CORREDORES Y TONTOS

Decía el reconocido pensador chino Confucio: "Escoge un trabajo que te guste y nunca tendrás que trabajar ni un sólo día de tu vida". Ya sé que no es fácil poder escoger trabajo, que las oportunidades son pocas y hay que aprovecharlas. Pero, ¿y nuestros hobbies o aficiones? Esta claro que esas sí las escogemos libremente, que las practicamos por que nos producen placer, nos aportan algo positivo a nuestras vidas. Pues NO amigos, no es así para el señor Quique Peinado (@quiquepeinado) columnista del diario El Mundo. 

Ayer domingo me encontraba con un artículo de este señor llamado "Di no" (www.elmundo.es/papel/firmas/2016/06/12/575a978e46163fec098b45ba.html) en el que viene a contar sus primeras experiencias en el mundo del running y su opinión sobre dicha actividad física/hobbie/afición... 

El Sr. Peinado se inicia en el mundo del running animado por una serie de amigos que le venden, cual secta, una vida mejor, llena de experiencias plenas, una existencia nueva. Y con todos esos pajaritos empieza este señor a corretear por parques y aceras... Como es lógico no empieza bien la cosa, el cuerpo se resiste al esfuerzo, se opone a salir fuera de la zona de confort. Todos hemos pasado por esa fase, algunos habrán desistido y otros decidieron seguir, ¿por qué? Pues porque se obtenía un retorno positivo al esfuerzo: ves la mejoría en tu cuerpo, adelgazas, aumento de la distancia y nuevos retos, sensación de placer tras el ejercicio, liberar el estress, etc. 


 Pero hete aquí que el señor Peinado no obtenía ningún placer corriendo, como él dice sigió corriendo por presión social, no porque le gustara y le resultase beneficioso. No le gusta correr, se aburre mucho y se cansa, pero... es práctico y barato. Según sus grandes conocimientos de esta afición sales a correr y en media hora estás en casita duchado con el mando de la tele en la mano. Ah, y también es barato salvo que te compres ropa ligera y fosforita. No quiero ni imaginar cuando descubra los precios de los dorsales, del reloj GPS o de las zapas buenas.


Pero no termina aquí la homilía del Sr. Peinado, este buen señor runner o corredor, arremete contra cualquier persona que convierta una afición o actividad en su forma de vida. Habría que decirle al ilustrado este que ningún corredor popular hace del running su forma de vida, esos son los atletas que entrenan al día muchas horas y viven del atletismo. El popular trabaja, tiene pareja, hijos... y después de todo eso está el running. El popular quisiera tener más tiempo para correr/entrenar, no tener otras obligaciones y sí más posibilidades de hacer eso que le gusta: correr.

El running como forma de vida, !ja!

Se atreve a decir el Sr. Peinado que el running es una actividad cuestionable (sin comentarios) y que disiente de aquellos que convierten algo, lo que sea, en su forma de vida. Imagino que actividades como la solidaridad de misioneros o de voluntarios, o de otras actividades sin ánimo de lucro, que ciertas personas deciden elegir como forma de vida TAMBIÉN le parecerá a este señor algo muy cuestionable. Permítame que le diga, botarate, que los que ocupamos parques, aceras, carreteras y montañas con nuestra ropa fosforita cara no hemos hecho del running nuestra forma de vida, es un complemento que nos aporta felicidad. Es un hobbie, una aficción, al igual que lo es el submarinismo, el golf, la petanca, el ajedrez... que cada cual eliga la que quiera o ninguna.

Permítame decirle que yo, runner o corredor, voy a seguir corriendo mientras pueda, y lo haré porque disfruto con ello como no lo hago con ninguna otra cosa. A mí nadie me alentó a correr, no seguí corriendo en los malos momentos por el qué dirán. No sé si hago running o corro, y tampoco sé si pertenezco a ese grupo que usted llama ELLOS, pero sí tengo una cosa muy clara:

ME ENCANTA CORRER



martes, 7 de junio de 2016

MI PRIMERA SALIDA FUERA DEL ASFALTO

Este fin de semana pasado salí a correr con un nutrido grupo de corredores curtidos en el mundillo del Trail, y digo curtido a tenor de lo bien equipados que iban y del barro acumulado en sus zapatillas. Yo siempre descarté correr fuera del asfalto, mi impresión sobre correr por montañas y barrancos era totalmente negativa: cuestas empinadas en las que hay que caminar, caminos empedrados que son trampas para los tobillos, bajadas mortales, mucho frio o calor.... Sí, lo confieso, soy una rata de asfalto, me gusta ponerme mi música, marcar un ritmo y devorar kilómetros de cómodo y liso asfalto. Recomiendo leer esta entrada de @SosakuRunner El-trail-running-no-es-correr. Al contrario de ese corredor veterano de su entrada yo siempre he tenido el máximo respeto y admiración por los que corren por montaña. Para mi es obvio que lo "fácil" es hacerlo en asfalto, fuera de él todo es más complicado.


Con esa idea estaba yo hasta que hace par de semanas mi buen amigo @JuanMijimenez me anima a hacer el entrenamiento oficial de un trail que organizan todos los años en el barranco de Telde los de Atlefulca. Enseguida me saltan todas las alarmas en mi cabeza por lo expuesto anteriormente, no quiero correr en tierra/piedra/arena, no quiero subir ni mucho menos bajar, odio las bajadas. Mentalmente preparo mil excusas para decirle no a mi amigo.


Inicialmente no soy capaz de decir que no, así que me pongo a buscar información sobre el trail en cuestión. Quiero ver la orografía, el desnivel, las condiciones del terreno. Me consigo descargar de wikiloc un track del 2013 que me sirve de guía y lo traslado a Google Earth. 

Track y perfil del trail

Tras analizar el track veo que hay algunas subiditas importantes y se lo digo a JuanMi, me comenta que tranquilo que iremos en plan suave (nunca te fies de un runner que te dice eso de en plan suave). Finalmente me convenzo, sigue sin gustarme la idea de correr fuera del asfalto pero para mí el running tiene un componente de superación, de creer en ti mismo, en que puedes lograrlo.

CORRER ES UN ACTO DE FE (Creo que es un frase de @SosakuRunner)

Bueno pues ya estoy embarcado, ahora surge otro problema importante, no tengo nada de material y tampoco me voy a gastar un pastizal para que luego no me guste y arrimar todo. Tampoco voy a correr la Trans me digo a mí mismo así que no me vuelvo loco sobre el tema y mi única adquisición es algo que ya quería comprarme hace tiempo para las tiradas larga de domingo: un cinturón riñonera para llevar líquido y algunas cosillas. 

Esto me va a venir genial para las tiradas largas de domingo

Con el tema de las zapatillas me encuentro en la misma encrucijada, no quiero gastar en algo que luego puede acabar arrimado. Algunos días antes visito algunas tiendas outlet y los precios rondan los 70€ en adelante. Me digo a mí mismo que también les puedo dar uso en el Romano para algunas tiradas y que merece la pena la inversión. Finalmente gana mi yo más cerebral, iré con alguna zapatilla vieja que no me importe destrozar y ya se verá si más adelante compro unas específicas. 

En el tema de las zapatillas tengo 2 alternativas, unas Supernova Glide 3 (ya van por la 8) que son bastante estables pero que tienen la suela ya muy lisa, o una versión más moderna, la 6 que también tienen como 2000Kms pero con la suela en mejor condición. Obviamente me decanto por la de mejor suela aunque el hecho de llevar unas zapatillas tan rebotonas y flexibles como unas Boost me crea ciertas dudas.

Corrí con las azules

La salida es bastante puntual, somos como 50 personas y nos posicionamos en la mitad del pelotón. El primer kilómetro y medio es asequible, algo de adoquín y pista de tierra con poca sorpresa y bastante llano. A los 15 minutos más o menos cambia totalmente la orografía, comienza un ligero ascenso lleno de callaos que te obligan a ir dando saltitos de rana y pisar firme sobre ellos para no terminar con un esguince. Pasamos por una zona muy bonita, una especie de cueva de cañas con el suelo algo húmedo y con barro. Una chica que va delante se le traba una palma con la gorra, gracias a Dios no fue grave, o eso espero porque tras ayudarla no la vimos más. 


Primeros Kms sencillos
Seguimos en un grupo de gente de nivel medio, por detrás ya no se ve a nadie, las piedras han hecho una especie de corte en el grupo. Nos encontramos fuertes todavía aunque las piedras se dejan notar ya en los cuádriceps. El terreno vuelve a cambiar y nos da algo de tregua. No mucho pues en un momento dado mi compañero me dice que aquella montaña tan alta es la que tenemos que subir. COMO!!!! Alucino totalmente, me parece el Everest. Imposible le digo. Me tranquiliza y seguimos a ritmo con un grupito de 5 o 6 personas. Llega la subida y me sorprendo a mí mismo, podemos correr y son pocos los tramos en los que hay que caminar. Aquí es donde ya me doy cuenta que las zapatillas que llevo son muy inapropiadas para el terreno, apenas tienen suela y no tengo agarre ninguno, así que tengo una pisada poco efectiva y patina mucho en cada empujón.


Se suceden los tramos en los que se corre y se camina, incluso para sorpresa nuestra somos capaces de alcanzar a gente que iba por delante que en alguna parte no corre y nosotros sí. Vamos bien de moral, el ambiente es ameno con los compañeros de viaje y más rápido de lo que pienso coronamos cima. Me siento fuerte, en la subida me he visto muy bien sin que las pulsaciones se dispararan mucho (soy de pocas pulsaciones en reposo: 39) y las piernas ni tobillos ni nada están dando avisos. Todo cambiaría de repente. 

Descenso de locos
Todo lo empleado en subir se resume en una bajada trepidante de tan solo 2 minutos, es una p...a locura. Aquello parece San Fermín, que nos han soltado detrás unos morlacos de 600 kilos. Todos, excepto yo, se tiran hacia abajo como si fueran velocistas, es una estampida de gente. Entre mi nula técnica para bajar, mis zapatillas, que si subiendo no agarraban nada imagina ahora bajando, y que tengo que ir frenando como un loco, no tardo en sobrecargar los cuádriceps. Me quedo solo enseguida, todo el grupo desaparece por delante, Juanmi me espera al final  del descenso y nos juntamos de nuevo pero sin nadie ya. Hemos perdido el grupito en el que íbamos pero por detrás tampoco aparece nadie. Nos toca seguir solos. Juanmi se conoce, más o menos la ruta, y yo la llevo en el Garmin. 

Ponemos un ritmo cómodo sobre 5 y poco el km y encaramos ya un suave descenso hasta el fondo del barranco otra vez. Hay que decir que en esta parte nos perdimos un poco al saltarnos algún desvío y al no ir yo pendiente del reloj. Hicimos casi 1Km de más pero no importa. La última parte del recorrido es amena, sabes que ya lo duro ha pasado, las piernas no están frescas pero aún tienen cuerda para rato.

En rojo está todo el recorrido que hicimos diferente y de más respecto al track que iba cargado en el reloj
Llegamos a la plaza de San Juan y todavía quedan algunos compañeros allí pero tenemos la sensación que el habernos perdido nos ha retrasado mucho. Al final salen casi 16Km con un tiempo de 1h:54m (7:14 de ritmo medio). Estamos contentos, hemos pasado un rato agradable, sin caídas ni percances importantes. Mis conclusiones de la experiencia son muy positivas, ha sido algo diferente y que me gustaría repetir pero con mejor calzado y con alguna ruta que tenga un descenso más agradable. Ya veremos. La tirada acaba con un par de cervezas en un bar cercano, como tiene que ser.