viernes, 14 de diciembre de 2018

Lanzarote Maratón 2018 (crónica 21K)

Llevaba bastantes años queriendo asistir a esta prueba pero por fechas y trabajo nunca se dieron las circunstancias favorables para ello. Este año por fin puedo escaparme y además cuadra que se apuntan Juanmi Jiménez, Olivia y Sergio Marrero. No estoy atravesando un año con una forma física destacable pero me basta, a poco que entrene, para correr los 21K.Se acerca la fecha y la previsión metereológica es inmejorable. Nada me pone más contento que un día soleado de otoño (23 grados) para correr.


Lanzarote nos recibe con un sol radiante y apenas una brisa. Se me hace complicado recordar un tiempo así en la isla en la que estuve viviendo tantos años y hace tanto tiempo. Una cosa que valoro mucho cuando voy a una carrera es estar alojado en un sitio agradable y que esté cerca de la salida. En este caso se dan ambas circunstancias pues estamos alojados en el Sands Beach Active Resort de Costa Teguise. No se me ocurre un sitio mejor en Lanzarote para alojarte si estás pensando en hacer deporte y correr esta carrera. No es que estés cerca de la salida, zona de avituallamiento y recogida de dorsales, es que está justo pegado a todo eso. Como dice Sergio: "te caes de la cama y estás en la salida". Tras hacer el checking y dejar las maletas nos vamos a recoger dorsales. Todo es rápido, indicaciones muy claras y sencillo. Nada de colas ni largas caminatas kilométricas que cargan piernas. Hacemos alguna compra en la feria del corredor, cuyos precios nos sorprenden por la calidad del material y nos vamos en coche a comer algo. Juanmi conoce bien la isla por su trabajo y terminamos en San Bartolomé, restaurante el Moreno. Vamos pensando en comer algo de pasta pero al final caemos en la tentación de una parrillada.

 

Ya por la tarde toca algo de charla tomando un cafecito en la feria del corredor, la coche cae rápido y hace fresquito, no te olvides de llevar algo de abrigo que el cambio de temperatura conejero te puede pasar factura en forma de resfriado. Se nos une a la charla el director de la carrera y CEO del Sands Beach Active Resort, Juan Carlos Albuixech. La charla es amena y aprovechamos para intercambiar opiniones sobre running, las carreras... Juan Carlos es el perfecto anfitrión y saca tiempo de cualquier sitio para hacer que los huéspedes se encuentren a gusto en su hotel.


Día de la carrera. Amanece algo cubierto y se ha levantado algo de viento. La salida de la maratón es sin sol pero tras una hora de carrera ya está brillando en lo alto. Los de medio maratón tenemos que coger una guagua que nos lleva hasta Puerto del Carmen, de nuevo fantástica organización pues no hay esperas ni retrasos. Al llegar a Puerto del Carmen te recogen la bolsa de corredor que luego te entregan en la meta. Como llegas con tiempo puedes calentar sin problemas, aprovechar para hidratarte, posturear un poco con selfies o fotos de grupo, y echar la meadita de rigor. A las 10:30 dan la salida. Me situo bastante cerca del arco, suelo ir más atrás pero como la idea es ir con la liebre de 2 horas pues ya me pego a ella desde el principio y así me ahorro esfuerzos. Nada más salir ya te das cuenta que la carrera va a tener un obstáculo importante: el viento. Como ultimamente el correr me lo estoy tomando como una diversión, ya no salgo a buscar marcas, eso me permite correr en una relativa zona de confort. El ritmo de la liebre es 5:45 y puedo seguirla sin problemas e incluso charlando con el chaval que resulta ser de Mogán (Gran Canaria como yo).


Enseguida estamos en la zona del aeropuerto que junto a la de Costa Teguise es la más ventosa de la prueba. Hay tramos que corres literalmente junto al mar, apenas separado por unos metros de arena de playa. Pocos sitios tan espectaculares como este. Aunque aún no estamos en la zona más dura de la carrera ya los "güiris" respiran con dificultad y sudan mucho. La mayoría son británicos (irlandeses) e italianos, supongo que muchos están acostumbrados a correr siempre por debajo de 18 grados y estamos a 23. A mí esta temperatura me viene de maravilla para correr, un poco más de agua en los avituallamientos y listo. La zona de Playa Honda es preciosa, mucho público animando en el paseo. ¡Qué recuerdos de cuando vivía allí! Kilómetro 10 más o menos y estamos en Arrecife, el reloj marca unos 56:39 minutos y la liebre y yo comprobamos que vamos en hora. 

Sin darte cuenta ya estás fuera de Arrecife pasando por una zona fea antes del muelle de los Mármoles, aquí coincide el muro para la maratón y justo empiezan las cuestas. En ese momento te das cuenta que o bienes preparado a esta carrera o la carrera te va a destrozar. A modo de ejemplo tenemos una zona de cuesta empinada que dura casi 1 kilómetro (ver foto).


Asfalto caliente como lava, viento de norte pegando y tus piernas con 30 pico kms los de maratón. No lo llames muro llámalo escalada. Como ya me conocía el tema me pasé casi 2 meses haciendo fuerza de piernas en el GYM, y la verdad se notó, las subidas no me mataron y apenas supuso una pequeña subida de pulsaciones. En la zona de los Mármoles hay otra cuesta buena, junto al barco encallado, y luego ya entramos en una zona bonita, junto al mar, donde la gente vuelve a animar. Aquí ya vamos pasando a mucha gente que camina de la maratón, hay zonas estrechas y hay que tener cuidado de no tropezar. Como hemos perdido algo de tiempo en alguna cuesta y avituallando, la liebre aprieta un poco y los últimos kms salen a 5:30 y 5:19 para finalizar.


Finalmente sale un tiempo de 1:59:20. Objetivo cumplido, que era acabar por debajo de 2 horas,  hacerlo disfrutando y con una sonrisa en la cara. En meta me encuentro con Juan Carlos que me felicita y sin mucha dilación me voy directo a la zona para finishers. Aquello es el paraíso de un runner tras una carrera: hay mucha comida y bebida. Me hago con 2 tuppers de pasta, 2 cervezas y las devoro. En esas que me encuentro con @psicorunner, 1h32m en la media, a sus pies crack. Tras recoger las cosas del guardarropa junto a la zona de avituallamiento, no a kms como en muchas carreras, me reuno con Juanmi y nos hacemos unas fotos de postureo. El tipo es un crack, acabar esta maratón tiene mucho mérito.


De nuevo destacar que alojarte en el Sand Beach es una ventaja, tres pasos y estás en la piscina con las piernas en remojo. El agua está fría, pero como dice @mrobaina: no hay mejor recovery que ese.
Como el día está buenísimo pues me atrevo y me doy un chapuzón completo. Un rato de charla y todos nos vamos a los apartamentos a descansar. La tarde discurre con normalidad y por la noche salimos a cenar a un fantástico restaurante italiano que conoce Juanmi y que está ubicado en Puerto del Carmen: Antica Trattoría di Verona. La velada es fantástica, y pasamos un buen rato hablando de todo menos de correr. Si algo tiene de positivo este deporte es conocer gente y hacer amistades. 

El domingo amanece aún más bueno, el viento ha desaparecido completamente y el día promete. No quiero pasar esta crónica sin comentar que el desayuno del hotel es fabuloso, orientado al deportista: con mucha fruta, cereales y demás. Por otro lado si quieres el clásico huevos con bacon y salchicha también lo tienen. Adivina qué desayuné yo. Como mi vuelo sale casi a las 20:00 horas tengo tiempo de sobra de recorrer la isla. Ya la conozco bien pero me apetece un "revival". Lanzarote no es una isla muy grande y puedes visitarla muy bien si separas en 2 días las excursiones: zona norte un día y zona sur el otro. Como la zona sur no me interesa nada me decanto por visitar el norte. Si visitas la isla no dejes de ir a: Arrieta, Órzola, Mirador del Rio, Haría, Villa de Teguise y la Caleta de Famara. Tanto en Arrieta como en la Caleta puedes comer productos del mar muy frescos y con el mar al lado. Para terminar con la crónica dejo algunas fotos. Si te decides por correr en Lanzarote espero te haya resultado tan grato como a mí.




Y un enlace a la retransmisión en vivo de la carrera... https://youtu.be/YR7GwwljUcY



miércoles, 2 de mayo de 2018

El síndrome del runner añejo

Sitúate temporalmente hace 25/30 años y hazte la siguiente pregunta: ¿cuántas personas conocías que corrían? Posiblemente digas que una o ninguna. Compara la respuesta con la que darías hoy en día. Sí, hace 30 años no corría ni Dios, los pocos que lo hacían eran un grupo selecto, una rara avis que como animal en peligro de extinción era casi imposible de ver. Las calles eran de su exclusividad,  cuando se cruzaban dos miembros de su exclusiva especie se saludaban con una especie de guiño cómplice como lo harían dos miembros de alguna secta masónica supersecreta. Se caracterizaban por camisetas sudadas de algodón, zapatillas con las que hoy no te aconsejan ni ir a comprar el pan, pelazos y bigotazos...

Pero estamos en 2018, la misma pregunta, distinta respuesta. Hoy corre mucha gente. El running se ha convertido en un fenómeno popular. El estereotipo es totalmente distinto: reloj GPS, auriculares minúsculos y bluetooth, ropa colorida, zapatillas caras, gafas de sol ligeras... Ahora las calles ya no son de unos pocos, en ellas cohabitan los que corren, los ciclistas, los que pasean... El runner viejo o runner añejo en este caso que me ocupa sigue corriendo, lo lleva en la sangre, pero ya no es una especie única, ya no se siente dueño de las calles, ahora le pasan por todos lados. El runner añejo alardeaba en las cenas de amigos o con su cuñado por Navidad de la distancia que corría, era una especie de súperhombre con una capacidad única, dejaba a todos atónitos. Ahora no, ya en esas cenas muchos son runners también, y si alardeas de maratones igual algún otro tiene mejores marcas que tú o te minimizan al saber que no haces ultramaratones. 

El runner añejo ha perdido su status, le enerva que ahora todo el mundo corra, hasta su vecina del tercero, que tiene algo de sobrepeso, ya presume en las RRSS de haber acabado algún 10K y tiene en mente hacer una media. Otra cosa que le enfurece son los entrenadores personales que pululan nuestros parques. Él nunca necesitó nada de eso, ni relojes ni material caro...Un par de zapatillas y algo que ponerte encima era toda la indumentaria que necesitaba. Por eso el runner añejo no presume en RRSS de sus tiradas o carreras a las que va, detesta a esa gente, se inventa excusas baratas para criticar a quienes sí lo hacen. Lo llama postureo, pero luego son los primeros que te ponen la foto de la cerveza en la playa con el título de: "aquí sufriendo".

Pero no todo está perdido amigos, muchos han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, han comprendido que toda esa experiencia y sabiduría sirve para ayudar a los novatos. Entienden que una población que corre es una población con personas más sanas. Se alegran de que haya más gente que corre e incluso forman grupos con otros corredores. Ya no están solos en un desierto de calles y avenidas.